El antropólogo Lévi-Strauss
gana el Premi Internacional Catalunya
Expresa su gratitud porque, a sus 97 años, el galardón
le permite recuperar "un poco de juventud"
LVD - 30/03/2005 - 11.49 horas
Actualizada: 30/03/2005 16.23 horas
Barcelona. (EFE).- El antropólogo
Claude Lévi-Strauss, el último gran pensador
vivo del siglo XX, ha ganado hoy el XVII Premio Internacional
Catalunya, dotado con 80.000 euros y una obra de arte, que
concede anualmente la Generalitat. Lévi-Strauss expresó
su sentimiento de gratitud por la concesión del premio
que, a sus 97 años, le permite recuperar "un
poco de juventud".
"Estoy emocionado, pues no estoy
en la edad en la que se reciben premios ni en la edad de
darlos, porque soy demasiado viejo para formar parte de
un jurado. Tengo la impresión de haber recuperado
un poco de juventud", dijo Levi-Strauss en una conferencia
de prensa en la Maison de la Catalogne en París.
Evasivo ante la insistencia de los
periodistas para que valorase la actualidad, el filósofo
expresó su "único deseo" de "un
poco más de respeto para el mundo", "que
ha comenzado sin el hombre y terminará sin él",
algo, afirmó, que "siempre deberíamos
tener presente".
Un jurado internacional decidió
votar a Lévi-Strauss entre las 257 candidaturas presentadas
este año, de las cuales 38 eran mujeres, 39 españoles
-24 catalanas- y de los que salieron los 16 finalistas,
con nombres tan significativos como los cineastas Ingmar
Bergman y Clint Eastwood o el escritor Miguel Delibes.
De manera excepcional, el presidente
de la Generalitat, Pasqual Maragall, entregará el
galardón al filósofo y antropólogo
el próximo 13 de mayo en la Academia Francesa de
París, "no sólo por la significación
de la persona, sino también por su edad, 97 años".
En nombre del jurado, el filósofo Xavier Rubert de
Ventós ha destacado que "se trata del último
gran pensador vivo en la tradición francesa de codificar
lo que pasa en el mundo, y además un pensador que
se ha negado a separar Naturaleza y Cultura".
Rubert de Ventós ha recordado
que no debe ser casual que "el Premio Catalunya comenzó
distinguiendo al filósofo Karl Popper y culmina de
momento con Lévi-Strauss, dos grandes pensadores
de final del siglo XX que tenía en común su
crítica del empirismo y del historicismo". Ha
comentado que Lévi-Strauss es considerado el representante
más conspicuo del estructuralismo, nombre aplicado
al análisis del sistema cultural en términos
de relaciones estructurales entre diversos elementos.
Su enfoque, ha asegurado Rubert de
Ventós, ha influido no sólo en la ciencia
social del siglo XX, sino también en el estudio de
la filosofía, la religión comparada o la literatura.
Esta visión le ha llevado a "interpretar las
culturas como sistemas de comunicación y a construir
modelos basados en la lingüística estructural,
la teoría de la información y la cibernética
para interpretarlos".
Símbolo de la llegada de la
antropología al campo de las ciencias sociales francesas,
Lévi-Strauss destila una visión pesimista
respecto a la evolución de la humanidad que le presenta
como antropólogo filósofo, heredero de Jean-Jacques
Rousseau. La organización social y el parentesco,
el pensamiento salvaje, la prohibición del incesto
y los mitos son los elementos a partir de los cuales el
pensador francés ha elaborado su cuerpo antropológico.
Rubert de Ventós ha dicho
que el trabajo de campo de Lévi-Strauss comenzó
a finales de los años cuarenta con el estudio de
las tribus de Brasil, entre ellas los nambikwara, que daría
lugar a una serie de monografías que culminarían
con "Tristes Trópicos" (1955). Más
tarde, en "La Pensée sauvage" (El pensamiento
salvaje, 1962), Lévi-Strauss disolvió la ilusión
arcaica de creer que la mentalidad primitiva, sobre todo,
la creencia en la magia, era un pensamiento simple, una
primera etapa de un proceso que conduciría a la humanidad
hacia formas más completas de reflexión.
No menos importantes fueron sus ideas
sobre la prohibición del incesto, extendida a todas
las sociedades humanas y que, como ha anotado Rubert de
Ventós, "Lévi-Strauss define como el
primer acto cultural, que implica la búsqueda de
alianzas, de pactos e intercambios con otros pueblos en
sustitución de las relaciones de consanguineidad".
En opinión de Rubert de Ventós,
"las ideas sobre la escala de Lévi-Strauss pueden
ser asimismo útiles para el futuro de Cataluña:
la visión de un edificio histórico nos ofrece
un conocimiento deductivo y secuencial a medida que lo recorremos,
mientras que si miramos su maqueta, tenemos un conocimiento
global e inductivo". Del mismo modo, "podemos
ver Cataluña como un país pequeño en
el marco de Europa, en el que se puede experimentar, pero
al mismo tiempo suficientemente grande y significativo como
para que esa experimentación no se quede en algo
local e irreverente".