La dignidad del simio
Miquel LLORENTE ESPINO
Primatólogo y coordinador de la Fundació Mona
La conservación de los grandes
simios se ha convertido en una acción primordial
si queremos mantener viva nuestra propia Historia evolutiva.
La amenaza de extinción a causa de la destrucción
del hábitat y la caza, así como la demanda
de crías para el comercio ilegal de animales destinados
al entretenimiento humano o a la experimentación
biomédica, nos deben hacer reflexionar y ser conscientes
de a qué nivel hemos llegado y hacia donde vamos
exactamente.
Tras largos periodos de estudio y
observación del comportamiento de los chimpancés
en la reserva de Gombe (Tanzania) y haber mostrado a la
comunidad científica internacional nuestra proximidad
con los chimpancés, la etóloga Jane Goodall
ha centrado su trabajo en la protección de los grandes
simios en libertad, y en la mejora del bienestar de aquellos
que se encuentran en cautividad.
Con la fundación en el año
1977 del Jane Goodall Institute, ha impulsado ámbitos
como la investigación y la conservación de
los chimpancés y otras especies en peligro de extinción
y ha basado gran parte de su trabajo en divulgar, a través
de programas de educación ambiental, la promoción
del respeto y amor por la naturaleza desde la juventud.
La huella de Goodall ha quedado reflejada
en libros y artículos científicos, publicados
en las mejores revistas del mundo. Y lo que es más
importante, sus esfuerzos por la defensa y protección
de los chimpancés han hecho que sean muchas las personas
que se han sentido identificadas con su lucha y que han
querido continuar, desde diferentes partes del mundo, la
tarea que ella inició hace años.
Nuestro país no debe ser ajeno
a esta batalla sobretodo teniendo en cuenta que es una importante
zona de entrada de primates hacia el continente europeo.
Por otra parte, la escasa divulgación de este tipo
de este tipo de cuestiones en nuestra sociedad y la relativa
cultura de protección de los animales que tenemos
en este país hacen que en demasiadas ocasiones hacen
que en demasiadas ocasiones se continúe utilizando
a los chimpancés como un mero objeto de entretenimiento
por parte de los humanos, apareciendo en espacios publicitarios
y en espectáculos de todo tipo.
Pero ¿y su dignidad? Por suerte,
cada vez son más las personas, instituciones, asociaciones
y organismos sin ánimo de lucro que defienden los
derechos de estos animales, tan cercanos a nosotros.
El reconocimiento de la labor de
Jane Goodall con el Premio Príncipe de Asturias es,
asimismo, un reconocimiento a todos aquellos que en España,
y desde el anonimato, trabajan día a día por
un único objetivo: la protección y conservación
de los primates, en realidad nuestros primos hermanos.
EL MUNDO, 22 de Mayo de 2003