Los grandes simios piensan en el futuro
Bonobos y orangutanes guardan herramientas
de un día para otro para lograr comerse unas uvas
CLEMENTE ÁLVAREZ - Madrid
EL PAÍS - Sociedad - 19-05-2006
Los grandes simios también
pueden pensar en el futuro. En contra de la idea, muy extendida,
de que ésta es una facultad exclusiva del ser humano,
el primatólogo español Josep Call, ha demostrado
que bonobos y orangutanes son capaces de trasladar y guardar
herramientas en el laboratorio en previsión de que
las necesiten al día siguiente. Lo ha hecho junto
con su colega Nick Mulcahy en el Instituto Max Planck de
Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) y los
resultados se publican hoy en la revista Science.
Se trata de una conducta que, según asegura Call
desde Leipzig, nunca se ha observado en ninguna otra especie
o en antropoides en su hábitat natural y que está
detrás de avances tan importantes para la humanidad
como la agricultura. "Muchos psicólogos cognitivos
han postulado que una de las cosas que nos hace humanos
es justamente la capacidad de viajar mentalmente en el tiempo
hacia atrás o hacia delante", señala
el primatólogo. "A principios del siglo XX todavía
se pensaba que los animales sólo vivían en
el presente, pero fue entonces cuando se descubrió
que podían recordar el pasado. Ahora, 100 años
después, podemos decir que también son capaces
de planificar lo que van a hacer mañana".
Para poner a prueba esta hipótesis,
los investigadores realizaron cuatro pruebas diferentes
con cinco bonobos y cinco orangutanes. En el primer caso,
se les enseñaba a seis de ellos que si introducían
un tubo de plástico específico por el orificio
de un mecanismo obtenían un racimo de uvas. Luego
se mezclaba esta herramienta con otras no adecuadas, se
daba la oportunidad de coger alguna a los simios y se sacaba
a éstos durante una hora de la sala. De las 16 veces
que se llevó a cabo este proceso con cada uno de
los antropoides, en una media de siete el animal regresó
a la habitación con la herramienta y consiguió
las uvas. Curiosamente, dos orangutanes, Dokana y Toba,
volvieron en cuatro ocasiones con una herramienta inadecuada,
un plato de plástico, pero se las apañaron
para recortar una tira alargada y extraer la recompensa.
Aún así, estas tentativas fueron consideradas
fallidas.
La segunda prueba consistió
en ampliar el tiempo de espera de una a 14 horas, con la
noche de por medio. Un orangután y un bonobo eran
llevados a sus jaulas para dormir y a la mañana siguiente
volvían a ser conducidos a la sala de pruebas. Ninguno
de los dos regresó en el primer intento con la herramienta,
pero sí en ocho y siete, respectivamente, de las
siguientes 11 oportunidades, en las que se comieron las
uvas.
Esta conducta no tiene nada que ver
con la hormiga que almacena comida para el invierno o con
el pájaro que construye un nido en previsión
de la puesta de huevos. Como detalla Call, "las hormigas
o los pájaros están predispuestos para esa
conducta. Cuando se produce un input hormonal o unos estímulos
exteriores, el pájaro está obligado a nidificar
y, si no lo hace, muere". Tampoco es lo mismo que cuando
un chimpancé quiere cascar una nuez y va a buscar
una piedra. "La diferencia aquí es que coge
la piedra porque la necesita en ese momento. En cambio,
en el estudio los simios transportan y guardan una herramienta,
que en sí misma no les vale para nada, porque les
puede servir en el futuro", matiza.
Para complicar más el experimento,
en la tercera prueba los investigadores cambiaron el tubo
de plástico por un gancho necesario para alcanzar
un bote de zumo de uva y, a diferencia de las pruebas anteriores,
escondieron el mecanismo para que los simios no lo tuvieran
delante cuando escogieran la herramienta. Así, se
descartaría que cogiesen el gancho por asociarlo
con la máquina o el hambre de ese momento. Y volvió
a funcionar: en una media de 6,5 veces de 16 intentos, los
antropoides regresaron con el utensilio tras una hora de
espera y atraparon el bote con zumo.
Por último, en la cuarta prueba,
al retornar de su tiempo de espera, cuatro nuevos simios
entrenados al igual que el resto se encontraban con que
la herramienta que habían transportado no les valía
para nada porque no había máquina, pero que,
aún así, se les daba una recompensa si la
traían. Los sujetos perdieron entonces el interés
por el gancho. Los dos bonobos no cargaron con él
en ninguno de los 16 ensayos y los dos orangutanes, aunque
sí lo trajeron las primeras veces, dejaron de hacerlo
en las siguientes. De este modo, se verificó que
no sólo cargaban con la herramienta porque fuesen
recompensados, sino porque la necesitaban para solucionar
una situación futura.
"La hipótesis sería
que dado que los orangutanes y los bonobos, que son los
antropoides con mayor y menor parentesco con los humanos,
son capaces de solucionar esta tarea, resultaría
sorprendente que los gorilas y los chimpancés no
lo hicieran", incide el primatólogo. Recalca
además que esto significa que esta capacidad estaría
ya en el ancestro común de todos los grandes simios,
incluido los humanos, hace 14 millones de años, mucho
antes de lo que se pensaba. "Cuando nosotros presentamos
estos resultados no estamos diciendo que los simios piensen
en el futuro como si fueran humanos, sino que estas capacidades
o al menos los precursores para viajar con la mente en el
tiempo ya existían en el ancestro común, aunque
no hay ninguna duda de que luego se han desarrollado y sofisticado
en los humanos".